“Cuando llegué acá no podía creer que las olas duraran más de treinta segundos”, nos cuenta Matías Maturano, o simplemente “Matu”, cuando vio las olas desde el balneario de San Bartolo.
Y es que Matu es un surfista con una formación bastante particular: “Yo aprendo a correr olas en el río de la montaña, en los Andes”
Hijo de un surfista músico y de una maestra de yoga, Matu nace en Mendoza, Argentina, ubicada al este de la cordillera. Sin embargo, estar lejos del océano no sería un impedimento para continuar con una pasión que heredó de Leandro.
“Mi papá estaba loco por correr. Comienza a buscar opciones y encuentra el surfing de río. Había varios “points” que se activaban. Nuestro “forecast” era la gente que nos iba avisando cuando iban a soltar los caudales para regar los viñedos”, y agrega que, al estar parado sobre aquellas olas estáticas que se surfean de orilla a orilla, “tu visión es la montaña de los Andes en su máximo esplendor. Una vista surreal, en medio de viñedos, zorros caminando por ahí… una experiencia privilegiada”.
Aunque su primer contacto con el mar lo tiene de niño en la playa Villa Gesell, en Buenos Aires, su primer recuerdo consciente fue cuando, al cumplir ocho años, pidió como regalo ir a correr olas en el mar. Entonces, junto con su familia, enrumbó hacia Chile en un viaje de seis horas para llegar a la playa Puertecillo que, en ese entonces, era un point caleta y donde coincidió con Estela López Cross, una de las mejores exponentes actuales del surfing femenino chileno. No obstante, había que regresar a casa en medio de las montañas.
Allí crecería surfeando ríos junto a su padre, pero un grave problema de salud le complicaría las cosas y lo pondría alerta. “No podía ver mucha tele, ni comer dulces, ni nadar o hacer mucha vida social… todas esas cosas me hicieron pensar mucho sobre la vida. La posibilidad de morirme fue algo que me activó mucho el cerebro a muy temprana edad”. Así, con tan solo ocho años, Matu comenzó a pensar con mucha mayor seriedad en su futuro, algo inusual en un niño. Un día, después de tanto pensar, recuerda que tuvo una “visión” dentro de un tubazo.
“Abrí los ojos y ya. Voy a ser surfista. Senté a mis viejos un día y les dije que quería ser surfista profesional”.
Sus padres lo escucharon y comenzaron a tomar decisiones para impulsar el sueño de su hijo.
Felizmente, gracias al tratamiento, la salud de Matu se estabilizó y, a los 11 años, se muda a Venezuela con toda su familia. “Llegué a este paraíso que se llama Choroní. Era un pueblo diminuto, de cinco mil habitantes, dentro de una reserva nacional entre dos montañas, en un parque gigante: Parque Internacional Henri Pittier. Ese parque es un ejemplar, de los cuales solo hay uno o dos más en el mundo, con unas características en los que no se dejan de encontrar nuevas especies de animales. Además, –resalta emocionado– Choroní marca el final de la cordillera de los Andes”.
Allí Matu fue totalmente feliz surfeando tres veces al día, conectando con toda la gente del lugar, y yéndose por la tangente llevando una educación escolar online: así tendría mucho más tiempo para entrenar. “La selva, el caribe, el parque lleno de monos, el agua tibia…”, recuerda. Sin embargo, la felicidad no le duraría ni un año. Un fenómeno de la madre naturaleza lo expulsaría de ese paraíso compartido: un huracán, de esos que suelen golpear Florida, se extendió hasta su hogar caribeño, arrasándolo por completo.
“Se inundó el pueblo. Se llevó TODO. Evacuamos en mochilita, en bote, desde Choroní hasta Caracas… y así me fui de Choroní para siempre. Nunca más lo volví a ver”.
De aquel escenario apocalíptico fue a parar a otro similar, solo que en la capital de un país que se desmoronaba ante los ojos del mundo. “Estando en Caracas estuvimos encerrados en un departamento. Salir a la calle era una experiencia amenazante por la situación política. Los insumos no llegaban, no había pasta dental, ni papel higiénico… Hasta que un día… mi papá se contacta con Tito, de la Milonga del Santito, un amigo que tenía desde que vivíamos en Villa Gesell, quien nos dijo: ‘Vénganse a Perú. Hay olas, hay chamba, hay buena gente. Es lo mejor para Matías y su carrera‘”.
A las dos semanas después de aquella llamada, aterrizaron en el aeropuerto Jorge Chávez y, sin intermediar en ningún lugar, fueron a parar directo a su nuevo hogar. “Yo no sabía nada de Perú. Cuando vi las olas en San Bartolo, no podía creer que las olas fuesen tan largas”.
“Venir a Perú… aquí fue donde empezó el proceso realmente”, explica Matu aludiendo al sueño de su vida: realizar una carrera como surfista profesional.
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Te dieron una Wildcard para participar en el circuito mundial este año.
La primera fecha del tour será en Huntington Beach. Llegaré con dos días de anticipación al evento, y es bien probable que este primer encuentro me lo tome simplemente para “estar presente”. No preocuparme tanto por los resultados, sino estar agradecido por tener la oportunidad de ir, conocer a la gente y el lugar. Será la primera vez que salgo fuera de Latinoamérica, y mi primera vez en el circuito mundial.
¿Cuál es la experiencia que te ha dejado el subcampeonato sudamericano WSL 2023?
Siento que si algo aprendí con mi última experiencia del circuito WSL, que fue el sudamericano, sentí un gran cambio entre la primera vez que fui a Saquarema, que fue cuando comenzó el circuito, y la última, que fue la que gané. La primera vez todavía me estaba costando un poco asimilar mi realidad como deportista, en cuanto al nivel que tengo o lo que puedo dar en la cancha, sobre todo por el tema de la trayectoria. Un surfista que tiene más de diez años en circuito, tiene una relación con esa situación muy compenetrada. En cambio yo, siendo tan joven, siento que soy nuevaso, que estoy muy fresco, muy chibolo. Y por esta condición, me cuesta aceptar que, así los otros competidores sean mayores que yo, sí puedo mantenerme a su nivel. Pero esto es en lo que he estado trabajando últimamente.
¿Cómo lo estás trabajando?
Por una parte tengo el acompañamiento de mi mamá, Lorena. Desde que soy chico ella siempre me ha ayudado con el tema de la meditación, para tratar de conectar el interior con el exterior de una forma armoniosa. La meditación siempre busca que uno sea consciente de todo lo que está sucediendo a tu alrededor, lo cual a veces puede ser un poco inquietante, pero de eso se trata: cierra los ojos, escucha todo lo que hay afuera y acéptalo. Déjalo ser. Esto me ha ayudado a entender que la única persona dueña, de esa parte, de esa paz, soy yo. Aprender a soltar todas esas inseguridades es lo más importante. Son cosas que realmente no están bajo nuestro control. Hasta que no estés en el momento, no vas a saber cómo reaccionar.
Últimamente me he enfocado en pensar dónde estoy ahora, y no hacia dónde estoy yendo. Aunque igual pienso en todo lo que se viene –los viajes, el circuito– y lo increíble que va a ser, trato de no hacerme ninguna expectativa. Solo ir y disfrutar. Reaccionar de acuerdo lo que reciba.
¿Y cómo llevas el entrenamiento con tu papá?
Con mi papá hemos hecho un trabajo muy fuerte desde que soy muy chico. El entrenamiento no consistía solo en correr tres veces por día, no. Era tres veces por día y video análisis mientras desayuno: “Acá pudiste hacer tal cosa. Acá la combinación estuvo bien, pero en esta remada de ola que te dejó perdiste prioridad”. El análisis siempre ha estado. El trabajo lo hicimos de tal forma que, cuando llegué a Saquarema por segunda vez, establecimos estrategias concretas: plan A, plan B, plan C. Y todo eso lo puede ejecutar. Y eso es lo que a uno apunta: ser consciente de ejecutar cada plan cada pase lo que pase. Y si lo haces y no ganas, es porque no te tocaba ganar y queda la experiencia.
Mi papá es mi mayor influencia para lo que soy hoy en día.
Longboard Day San Bartolo
El jueves 29 de junio –que será un feriado largo por el día de San Pedro y San Pablo– se realizará el evento, Longboard Day San Bartolo, un campeonato pro fondos en el que podrán participar todos los amantes del long. Lo recaudado será el presupuesto para el viaje de Matu durante el Tour Mundial.
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Spring Boz 2/2 manga larga Remallado Alta
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TAIL PAD ION STRIPE$40.002 Puntos SP
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Rebound 2-Piece$48.002 Puntos SP
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Spring Boz Full 2/2 Remallado Alta
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Filipe Toledo Treadlite Traction$65.003 Puntos SP
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T-3 Pin$60.003 Puntos SP
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Julian Wilson Treadlite Traction$65.003 Puntos SP
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Filipe Toledo Traction$60.003 Puntos SP
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Filipe Toledo Traction$60.003 Puntos SP
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Mick Fanning Lite$60.003 Puntos SP
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RELIANCE III CORD$60.003 Puntos SP
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Freelife Atlas$38.002 Puntos SP
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JOSH KERR 3 OR 5 PIECE PRO SURF TRACTION PAD$45.002 Puntos SP
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KEANU ASING PRO SURF TRACTION PAD$45.002 Puntos SP
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THE HAMMER SURF TRACTION PAD BY COLE HOUSHMAND$40.002 Puntos SP
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EITHAN OSBORNE PRO TRACTION PAD$45.002 Puntos SP
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EITHAN OSBORNE PRO TRACTION FRONT PAD$45.002 Puntos SP
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CAM RICHARDS PRO SURF TRACTION PAD$45.002 Puntos SP
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Pad-Balaram Stack Pro$45.002 Puntos SP
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PRO-LITE PAD-V1-1$45.002 Puntos SP
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FRONT FOOT 2 PIECE SURFBOARD TRACTION PAD$45.002 Puntos SP
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PROTO™1.4$80.004 Puntos SP
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Wideload Pad Black$48.002 Puntos SP
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Retro Fish Pad Black$48.002 Puntos SP
Un comentario
Increible historia, esta es de las noticias que deberia salir en la prensa masiva.