El peruano se midió contra los mejores del mundo, y dio la gran sorpresa entre los olímpicos de París 2024.
Luego de perder contra Kauli Vaast en una semifinal que estuvo para cualquiera, un mal cálculo de Alonso le terminó costando la medalla Bronce en su heat contra Gabriel Medina | Fotos: ISA
“Este es un deporte subjetivo”, dijo en algún momento el viejo y cándido Barton Lynch en los comentarios.
Se refería al punto de vista del competidor desde dentro del agua, en relación a la delicada situación vivida ayer, donde el elemento clave fue la selección de olas. Al escasear las buenas, llamadas “de consecuencia” (los tubos), había que tener la intuición afilada de un reptil para saber leer la naturaleza y así adivinar la ola que te habría de bañar en Oro. Y el insolente Kauli “yo no miro ni saludo a la cámara” Vaast, la tuvo.
El comentario de Lynch, claro, también se aplica a cada uno de los espectadores, con los jueces incluidos, y no suelen ser pocas las polémicas que cobran vida luego de finalizada cualquier competición de surf. A veces, una alta o una baja puntuación suele ser tan descarada, que se arman verdaderos escándalos en las redes sociales. Y el surf no tiene una animación 3D a “ojo de águila”, como el atletismo, para saber exáctamente qué pasó, quién realmente llegó al line-up primero… en fin.
Vamos por ello.
Correa VS Vaast
La agresividad de Vaast se sentía hasta este lado de la pantalla. Fue el primero en irse en una ola y comenzar a sumar. Luego lo seguiría Alonso tratando de forzar el primer tubo, un cortina débil que se le terminaría escurriendo en el cuerpo. Rápidamente Vaast sería el primero en ponerse a “cachinear” (correr olas malas y pequeñas) para mantenerse activo. Nada significativo sucedería en sus intercambios hasta el minuto 13:52, donde Alonso por fin encontró un tubo decente para esas condiciones y cerraría su ola con dos buenas maniobras: 5.67. El puntaje más alto hasta el momento, sin embargo… en el 11:11, el oceáno le envió a Vaast una ola IDÉNTICA a la de Alonso que el tahitiano supo escurrir un poco más: 5.83.
A su regreso, Alonso encontró un back up maniobrero en el que pudo pegarle bien, pero sería Kauli quien tendría más suerte: pudo encontrar otro tubito, salió, le pegó fuerte una vez, le pegó fuerte al cerrarla y se cayó. Yo me alegré porque pensé que no sumaría tanto. Pero no eran las maniobras lo que le interesaban a los jueces el día de ayer, sino encontrar y salir como se pudiera esos tubitos medios traicioneros. Le dieron 5.13, y lo puso un punto arriba en la suma total que Alonso. Restaban 5 minutos para que concluyera el heat.
En algún momento, los de ATV se preguntaban por qué Alonso no remaba por más olas. Sucede que él fue el primero en padecer lo mismo que le sucedería al resto: si no llegaba una ola buena, de consecuencia (tubo), no podrían ganarle a su rival. Agarrar cualquier otra no sumaría nada, por mucho que se esforzara. Este momento se vio mucho mejor ilustrado en la otra semifinal, Medina-Robinson, donde el brasileño perdió por falta de olas (solo cogió una), y le sucedió lo que a Alonso: la promesa de una nueva posibilidad para lograr el pase a la final nunca les fue enviada por el oceáno.
Aquella semifinal Correa-Vaast estuvo de verdad para cualquiera, pero como luego dijo la medalla de Plata, Jack Robinson: la madre Teahupo’o ya había elegido, y se había acabado el sueño dorado-plateado para Perú.
Correa VS Medina
Para la pelea por el Bronce las olas se habían puesto un poco más sólidas, y Alonso se fue al agua contra el Michael Jordan del surf.
Alonso conectaría primero un buen tubito largo y otro par de maniobras. Lo seguiría inmeditamente Gabriel sacándole hasta el IGV a la ola en cada maniobra, pero Alonso empezaría arriba en el marcador porque había conseguido encontrarse con el escurridizo “tubo”. Al rato, Alonso encontró un buen back up maniobrero de 4 golpes bien concluídos. La sumatoria de su nota fue 11.83… hasta que llegó -ahora que recién veo la repetición me doy cuenta- el doble movimiento de Gabriel.
Cuando entró aquel set, el peruano llevaba la prioridad. Alonso podía escoger la que quisiera. Gabriel, que estaba más inside, remó una buena, y eso impulsó a Alonso a darle a la misma, y así “quitarle” la ola al brasileño. El peruano conectó tubito y un par de maniobras. Había sido un buena ola, pero la toma de la cámara se desvió a la ola que venía detrás y que era pura espuma blanca. De pronto, de la misma vimos surgir inexplicablemente a Gabriel, que remató su ola con tres buenos giros. ¿Qué había pasado ahí?
En el siguiente tiro de cámara, los dos surfers caminando sobre le reef. Alonso varios metros delante de Medina, ambos tiran sus tablas al agua y comienzan a remar. Todo el Perú le gritaba que remara más fuerte, que Gabriel estaba ahí nomás. Pero parece que el peruano se confió. En todo caso, parece que esa actitud tipo “tener todo bajo control” de Alonso no le gustó a los jueces (“el surf es un deporte subjetivo”), y al final decidieron darle la prioridad de Medina cuando ambos habían llegado al mismo tiempo al line-up y, según reglamento ISA, el turno le debió corresponder al peruano.
Rodrigo (Loli) fue el que me pasó el dato, pero yo me limité a responderle que faltó ver a Alonso remar con toda su alma. Creo que le dio la ‘sin razón’ al juez brasileño Marcel Miranda.
Alonso se desesperó luego de tremenda decisión (por eso se exaltó en el agua), y detrás de ese gesto se ocultaría la caída de quien hubiese sido nuestro ángel de bronce. Porque cuando pasaron las repeticiones, aquella de Gabriel surgiendo de la espuma había sido un tubo más largo y grande: 7.77. Al rato, entró otra buena ola, con Medina y su prioridad recién usurpada… el brasileño no perdió la oportunidad de divertise un rato después de salir un tubo largo y pequeño: finalizó con un Alley Oop al que no le cayó, pero no importaba, pues había hecho un buen tubito y eso le bastó para conseguir el mismo bronce que le fue negado en Tokio 2020.
Sí, peruanos: fueron dos “trampas” de Gabriel Medina -el tres veces campeón del mundo también es conocido por sus travesuras a nivel competitivo- y la cuestionable decisión desde la torre de aluminio de darle la prioridad en un momento clave. La primera del brasileño fue engañar a Alonso para que se vaya en una ola inferior a la de él. La segunda fue la sutileza de arrebatarle el lugar sin necesidad de entrar en un paddle fight explícito.
Tijerazo a la alas del deseo.
Y aunque luego de los altos scores de Medina todavía faltaban como 15 minutos para que concluyera el heat, no cayó absolutamente nada que fuera capaz de devolvernos la esperanza. Y no fue el único. Como les decía: tanto a Medina contra Robinson y, en la final, el mismo Robinson contra Vaast, quedarían flotando en la nada a la espera de una nueva oportunidad que nunca apareció.
Día triste. Doloroso. ¿Por qué no reconocerlo? Hoy día no ha salido el sol por aquí, ¿algún problema?
Y es que los triunfos peruanos en el deporte suelen ser excepionales, por ello toda la afición local entró en trompo cuando se comenzaron a oír rumores de un tal Alonso Correa avanzando a paso firme hacia el medallero en el surf olímpico. “Estamos contigo en el agua, Alonso”, repetían los de ATV sin faltar a la verdad. Todo el Perú estuvo pendiente de él: “The Peruvian”, así lo llamaban en narración anglosajona, hizo de este París 2024 una experiencia realmente única, colocando al surfing peruano hombro a hombro con las grandes potencias, dando protagonismo a la tradición del surf en el Perú, como ya se había hecho antes.