Se viene una nueva columna en Surf Place

Otro de los comentarios que recibimos en la encuesta de Surf Place fue que sería chévere si la gente de la comunidad también pueda colaborar con artículos y contenido para la web. Le respondimos diciendo: ¡Esa es la idea! Que nosotros felices si alguien quiere escribir algo, nuestra plataforma está abierta para todos. De ahí nos respondió y nos puso en contacto con su enamorada Luciana, que hizo una tesis sobre el surf y las mujeres y la queria compartir con toda la comunidad.

Antes de empezar con sus columnas les contaremos un poco de Luciana. Ella ha estado cerca al agua y al surf toda su vida. Empezó a practicar natación a los 3 años y a los 10 tuvo sus primeras experiencias corriendo tabla en la escuela de Pepe Whilar. Hasta que cerraron su escuela y después de eso sus papas no querían meterla a otra academia y no tenían tiempo para llevarla así que se tuvo que alejar del surf. Regreso a la natación donde estuvo en la selección de su colegio y un día a los 22 años decidió retomar la tabla.

“Estaba tan desesperada por surfear que googleé “academias de surf Lima” y llegué a Eternal Wave. Mi estadía ahí fue de dos años aprox. Me encantó el ambiente y la manera en la que Carlitos Cabanillas hacía las sesiones, pero ya no tenía plata así que seguí por mi cuenta. Dejé la academia con una Minami 6.4, luego pasé a una Martinez 6.0 y ahora estoy con otra Martinez 5.8.”

Luciana nos contó que ha estado involucrada en la FENTA donde hizo sus prácticas y trabajó unos meses. Y que por más que no tiene una playa favorita, es caserita de los earlys en Punta Roquitas, Redondo y Tres Picos. Y que casi siempre va acompañada de su novio.

“Es lindo compartir este deporte que a los dos nos apasiona. Más que un deporte, un estilo de vida. Yo estoy muy agradecida con él porque me incentivó a meterme a Roquitas hace casi un año y medio, cuando nos reencontramos después de varios meses. Me daban miedo las olas medianas/grandes y el reto en nuestra primera cita fue entrar ahí. Te cuento que llegué al point antes que él jajajaja (mi remada siempre ha sido buena porque hice natación desde los tres años). Luego fuimos agarrando timing, físico y empezamos a surfear más el surchi como SanBar, Caballeros, Punta Rocas.

Hace unos meses fuimos a San Gallán por nuestro aniversario. El reporte indicaba que iba a estar mediano pero unos días antes el reporte se disparó a dos palos y medio. La noche anterior, dormí una hora por la adrenalina y ansiedad. San Ganancia estuvo enorme. Nunca había surfeado algo tan grande. Pagué, pero gané. Le perdí el miedo a todo.”

Un día Luciana estaba corriendo en Redondo y una de las personas con las que compartía el lineup era una señora que bordeaba los sesenta y cinco años en una longboard roja. En ese momento se preguntó:

“¿Cuándo y cómo empezó?, ¿cómo fue en su época? y hasta qué edad uno realmente puede llegar a surfear. Me sentí identificada con la señora (mi yo mayor), sentí que así sería a su edad.”

Este encuentro la inspiró para hacer su tesis sobre la evolución del surf femenino en el Perú.

“Quienes corremos sabemos que el surf es mucho más que un deporte. Es un sentimiento, una pasión, un estilo de vida que me ha impulsado a dar a conocer y revalorar la presencia de la mujer en este desde sus inicios, contarles parte de su historia, para evitar así que se pierdan en el tiempo.

Es simplemente un pequeño homenaje a varias tablistas y apasionadas mujeres que lucharon por obtener un lugar en el mundo del surf y de las que poco se sabe. En la parte de la tesis me gustaría recalcar que es un trabajo en el que quiero seguir ahondando para ir enriqueciéndola con nueva información”.

Estén atentos a la columna de Luciana Bravo durante los siguientes 6 sabados donde veremos décadas de la historia del surf femenino en el país.