VÍA SURFING – CAP 31: Max, un localísimo de Barra de la Cruz

Me imagino que así como aprendió a caminar, aprendió a agarrar una tabla y a correr y lo hizo cuando solo tenía 4 años.

Por Pamela Álvarez Calderón B.

Imagina a un niño pequeño que recién empieza a dar sus primeros pasos.

Imagina que esos pasos no los da sobre cemento. No. Los da sobre la arena de una playa increíble.

Imagina que ese niño empieza a crecer y que su cuarto de juegos no está dentro de 4 paredes. No. Es una playa grande con arena fina.

Imagina que sus primeros juegos no son con juguetes sino que son hacer huecos en la arena, correr sin miedo y dejar que el mar moje sus pies en la orilla.

Imagina esa libertad de crecer en armonía con la naturaleza.

Libertad, qué palabra para linda. Nada más libre que crecer cerca de una playa y del mar.

Imagina que luego de unos años, después de haberse bañado en ese mar miles de veces, a ese niño le surge esa curiosidad, ese impulso, de querer un poco más.

Imagina que ahora no solo quiere bañarse en ese mar, quiere remar sobre él, quiere llegar más adentro, quiere pararse en una tabla y dejarse llevar por las olas. De la manera más natural del mundo, como jugando, ese niño agarra una tabla y se lanza.

Imagina la sensación que siente al hacerlo, algo parecido a la magia.

Así me imagino que creció Max, en esa gran playa que es como el jardín de su casa. Esa playa se llama: Barra de la Cruz.

—– R  E  W  I  N  D —–

Después de un par de aviones, una escala y un poco más de tiempo en auto hemos llegado a Barra de la Cruz. Queda en Oaxaca, México. Yo tuve que hacer todo ese trayecto para llegar a este lugar increíble en el que Max y una comunidad entera tienen la suerte de vivir.

Foto: Vía Surfing

Max es un niño de 10 años, local de Barra de la Cruz, al que tuve la suerte de conocer mientras transcurría la última fecha del Championship Tour de este año, en México.

Y él no tiene que tomar aviones, ni hacer escalas, ni viajar en auto. Solo debe caminar unos metros desde la puerta de su casa hasta la playa para disfrutar de ese paraíso. Y digo paraíso porque Barra de la Cruz lo es.

Tiene esa combinación perfecta de bosque verde, piedras gigantes que se meten al océano, arena y mar con esa temperatura tibia que te abraza y no te deja salir.

Max ha nacido y crecido ahí. No es muy difícil imaginarse su relación con el mar y las olas. Ha visto, en sus pocos años de vida, a muchas personas de su comunidad correr tabla. Ha sido testigo de grandes días de surfing de personas de todas las edades que toman aviones y gastan dinero por llegar al lugar donde él se despierta todas las mañanas. Ha visto, también, llegar a su playa a correr a muchos Pro surfers. Y no solo los ha visto, ha corrido al lado de ellos, ha compartido olas con ellos.

Me imagino que así como aprendió a caminar, aprendió a agarrar una tabla y a correr y lo hizo cuando solo tenía 4 años. Todo esto ocurrió de la manera más natural. Nada fue impuesto.

Hasta acá podría ser una historia bonita y listo. Pero hay un detalle. Max es muy talentoso. No solamente corre porque le divierte y es un pasatiempo para él. Además lo hace muy bien.

Foto: del archivo de Uriel Muñoz

Uriel, su tío, nos cuenta de las habilidades que Max ha venido desarrollando con el pasar de sus cortos 10 años de vida. Nos muestra fotos y videos donde vemos a ese niño que tenemos al lado, corriendo esa derecha de Barra de la Cruz con la destreza de un adulto. Nos cuenta que cada vez está mejor, con más confianza, haciendo más maniobras, dominando esa ola que estoy viendo frente a mis ojos y en la que está corriendo en ese momento: Adriano de Souza, Jadson Andre y Alex Ribeiro en el Elimination Round del evento de México.

Nos cuenta también, frente a otras personas de su familia y amigos, que muchos de los surfers que han llegado a Barra y han visto correr a Max, le auguran un futuro prometedor. La historia que más recuerdo de las que nos contó, es sobre Yadin Nicol. Yadin es un surfer profesional australiano que compitió varios años en el QS y otros, en el CT. Actualmente es papá de 2 niños y viaja por el mundo con ellos y su esposa, en busca de la ola perfecta.

Y así, en busca de la perfección llegaron a Barra, donde pasaron unos días muy divertidos en familia con mucho surfing. Sus dos hijos, Sailah y King, corren y la rompen. King conoció a Max estando en Barra de la Cruz, tienen casi la misma edad y casi casi tienen la misma estatura y peso. Terminando esos días de playa y surfing y seguramente agradeciéndoles por permitirles correr en su paraíso, King le regaló a Max una Al Merrick que ahora Max nos muestra con orgullo.

Foto: Vía Surfing

Le pedimos una mini entrevista para esta columna, que la compartimos con uds. La hicimos mientras en el mar se corrían los heats del Round 32 de la fecha de México.

Un rato más tarde, mientras seguíamos viendo el día 2 del CT en Barra de la Cruz, conocimos a su papá, Victor Hugo, que con los ojos brillantes llenos de emoción nos hablaba de Max con el orgullo que solo un papá puede sentir. Un orgullo que transmitía con sus palabras y con su emoción. Nos habló de la energía, del futuro predestinado, de la fe que le tienen a Max para que crezca siendo feliz, haciendo lo que le gusta, con la ilusión de que, si él quiere, Max pueda convertirse en profesional y competir.

Días más tarde, cuando el campeonato ya había terminado, regresamos a Barra de la Cruz y me encantó ser testigo de cómo Max caminaba por la arena, junto a otro niño un poco mayor que él, con la tabla que King, el hijo de Yadin Nicol, le había regalado. Caminaron hasta el punto derecho por donde días antes había caminado Medina, Robinson, Slater y tantos otros Pros.

Foto: Vía Surfing

Miraba las olas desde la orilla y sin esperar mucho, seguramente porque ya no aguantaba más las ganas de surfear, lo vi entrando corriendo al mar, a su ola, a esa que tienen tan cerquita de su casa y que puede disfrutar todos los días.

Foto: Vía Surfing

Lo vi feliz, sonriendo, disfrutando. Y me imaginé sus primeros pasos en esa arena mágica, su relación tan pura y natural con esa ola perfecta a las que muchos visitan de diferentes partes del mundo y pensé: qué gran vida la de Max, que suerte tuvo de nacer ahí y de ser un niño de mar.

Nadie puede adivinar el futuro. Quizás logre ser un Pro y competir por el mundo. Quizás sea un free surfer local de Barra que se divierte y disfruta haciendo buen surfing en cualquier lugar. Cualquiera de los 2 escenarios será un escenario feliz. Porque vi en Max a un niño feliz, libre, lleno de mar y de surfing. Y eso es porque el mar siempre, siempre, siempre trae felicidad.

Gracias Max por dejarme hacerte esa entrevista y por permitirme escribir esta columna sobre ti. Conocer a personas como tú y tu familia son situaciones que agradezco de corazón. Tu historia de vida, son de esas que inspiran y llenan el espíritu. Alas y buenas olas mi querido Max. Espero volver a Barra pronto y verte de nuevo. Nunca dejes de correr, de disfrutar del mar y sobre todo, nunca dejes de ser feliz. Y como dicen mis amigos de Surf Place Perú: alawaaaaaaa!

Sigan la cuenta de Max en IG: cory_max

Nos vemos el próximo jueves, chau!

*** Sígueme en IG como Vía Surfing: ¡comparto fotos, videos y muchas experiencias de los eventos del CT a los que he tenido la suerte de viajar! ***

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