VÍA SURFING – CAP 41: Amigos del Norte

Por Pamela Álvarez Calderón B.

La primera vez que fui al norte en auto fue el año pasado, en plena pandemia. Al poco tiempo que nos soltaron de la cuarentena obligatoria, nos escapamos. Y me pareció increíble! Antes que nada, sentir libertad después de muchos meses de encierro fue la mejor sensación de la vida. Y además, era mi primer road trip al norte, así que estaba muy feliz por eso y recontra emocionada.

Recuerdo que salimos a las 4am, totalmente de noche. Hacía frío. Teníamos la camioneta llena de las tablas de Jose y de varias cosas que llevábamos. Y obviamente mascarillas y litros de alcohol. La pandemia andaba con todo todavía, era setiembre del 2020.

Nuestra primera parada fue en Pacasmayo, a donde llegamos 12 horas después de salir de Punta Hermosa, más o menos. Llegamos directo al Faro, para aprovechar de correr esa tarde, Jose no quería esperar. Muchísimo viento con buenas olas. Nos quedamos por ahí 3 noches, en el hotel El Faro que está frente al mar y que tiene una mística muy chévere.

La siguiente parada fue Talara, llegamos como 8 horas después de salir de Pacasmayo. Talara era un lugar que nos interesaba porque Jose quería conocer una ola que queda cerca, como a 20 minutos. Y para eso se había contactado virtualmente con un surfer local. Así que a la mañana siguiente que llegamos, fuimos a su casa y recogimos a Eli. Eli es un chico que estudia en el colegio, el año pasado estaba en 4to. de media, vive con su familia y sus mascotas, pero principalmente, Eli es un muy buen surfer.

Eli en el norte. Foto: Vía Surfing.

Esa mañana que lo recogimos, también estaba su hermano Hans, que es unos años mayor que él y con el que aprendió a correr. La historia es locaza porque Eli al comienzo le tenía miedo al mar. Cuenta la historia que a Eli siempre le llamó la atención ver correr a sus amigos. Y un día, llegó una tabla a su casa, en realidad era de su hermana, se la habían regalado porque ella quería aprender a correr. Pero resulta que cada vez que su hermana no estaba en la casa, Hans y Eli agarraban la tabla y se iban al mar. Y así, turnándose la tabla empezaron a aprender a correr. Hans logró pararse primero, Eli aún tenía un poco de miedo pero no dejó que eso lo alejara del mar. Siguió intentándolo hasta que cuando se logró parar, sintió esa emoción y esa conexión que hace que los surfers se enamoren del mar. Después de ese momento en que se paró ya nada lo detuvo. Ahora correr, es lo que más le gusta hacer y no se imagina su vida sin el surfing. Y yo acoto algo más: lo hace increíble. Las fotos no me dejan mentir.

Volviendo a la historia, esa mañana, Eli y Hans metieron sus tablas a la camioneta y nos fuimos en busca de la famosa ola. De la casa de Eli y Hans, la ola está a 5 min en carro. Luego de una trocha y una bajada para lo que necesitas una 4×4 –si vas sobre ruedas-, llegamos. La playa era linda, la vista desde arriba es espectacular y desde la orilla, mejor aún. No tan grande –como me gustan a mí las playas- con cerros a los lados y atrás y unas dunas perfectas para llenarte los pies de arena mientras caminas sobre ellas. Se unió esa tarde, Keith, amigo de Eli del cole que llegó caminando y todos se metieron a correr. El mar estuvo mediano, sin mucho viento y sobre todo, sin gente. Al día siguiente y al siguiente, repetimos esta mecánica, mañana y tarde. Desde Talara, manejábamos 20 min., pasábamos por la casa de Eli y luego, a correr. Bueno, ellos jajaja. Yo me quedo afuera y les tomo fotos. Me encanta hacer eso.

Eli en el norte. Foto: Vía Surfing.

No todos los días fuimos a la misma ola, hay varias por la zona que fuimos conociendo junto con ellos. Todas con diferentes características. Una es izquierda tubular, muy larga y muy rápida. Otra es una derecha, también tubular bien formada y con buen tamaño. Y hay otra más que revienta para los dos lados, sobre reef y sobre arena, súper fuerte. Así que hay para elegir.

Y la verdad es que es un placer verlos correr y tomarles fotos. Corren mostro! Y conocen sus olas como nadie. Tienen la suerte de tenerlas a pocos minutos caminando desde sus casas y poder correrlas las veces que quieran porque las olas no se gastan.

Keith en el norte. Foto: Vía Surfing

Después de unos días tuvimos que seguir nuestro rumbo más hacia el norte. Nuestro destino final era Plateritos, que queda en Tumbes. Estando por allá, Jose se enteró que Eli había tenido un problema con su tabla en un campeonato que corrió y de regreso a Lima paramos en Talara, donde Jose le dio una de sus tablas. Una Joso Surfboards anda por ese lugar mágico del norte bajo los pies de un gran surfer como Eli.

Eli en el norte. Foto: Vía Surfing.

Desde esa primera vez hemos vuelto al norte 3 veces más y las 3 veces hemos ido a visitar a Eli, Hans y Keith. Si bien Hans no siempre puede ir a correr porque tiene chamba, Eli y Keith siempre se las ingenian para poder ir con nosotros. Las últimas veces ya no pasamos solo por la casa de Eli, ahora además, pasamos por la casa de Keith -que ahora también corre con una de las tablas de Jose- y desde ahí a la playa. Ya es casi una tradición. No me imagino viajando al norte sin hacer esto. Parar ahí, pasar a recoger a Eli, a Keith y a la playa. Fotones les he tomado y me ha encantado hacerlo.

Keith en el norte. Foto: Vía Surfing.

Nos han tocado días con mucho viento y frío y otros, con sol. Pero siempre nos ha tocado buena onda y ganas de pasarla bien. Es loco como una pasión te puede unir fácilmente con otras personas. No necesitas conocerlas de toda la vida ni por años. Necesitas unos días y una conexión y luego todo fluye.

Ahora Eli y Keith ya están por terminar el colegio, terminan este diciembre. Están pensando qué estudiar, pensando en que quizás tienen que dejar ese lugar mágico donde viven para seguir con sus vidas, pero averiguando siempre si hay olas, porque el tema de las olas tiene peso en la decisión que van a tomar jajaja. Claro que sí. No me imagino a ninguno de ellos lejos del mar, sin eso que los llena de vida y que los hace tan felices. Y si lo tienen que hacer, porque a veces la vida te lleva por caminos inesperados, estoy segura que se las ingeniarán para escaparse siempre a meterse un buen surfing y a romperla, porque en serio la rompen con la naturalidad de quien aprendió a correr a solo pasos de su casa de una manera tan libre.

Eli en el norte. Foto: Vía Surfing.

Eli, Keith, amigos, ya saben que los esperamos en Lima, vengan a visitarnos cuando quieran! Ya saben que nosotros iremos a visitarlos también cada vez que vayamos al norte… están fritos! No se librarán de vernos jajaja para buenas sesiones de surfing y fotos!!!

Nos vemos el próximo jueves, chau!

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