Por Renzo “Faraon” Zazzali
Revisando una revista tablista antigua, me acordé de mi primer viaje a Indonesia.
Éramos Pedrito y Rodolfo Klima, Ulrico y yo. Primero nos fuimos por 2 semanas a la remota isla Panaitan, ubicada en el West Java. En busca de una ola que hace muy poco la habían descubierto, la mítica Apocalypsis.
Luego de 10 horas navegando en el velero Just Dreaming, llegamos a la prehistórica isla. El mar estaba mediano y corrimos una izquierda bien pintada y tubo, que se llamaba Napalms. Luego de varios días solo corriendo Napalms y un par más de olitas caletas, llego el swell.
No era un swell grande como queríamos. Y no tenía la dirección para Apocalypsis. Pero sí estaba perfecto para otra ola de calidad mundial y muy poco corrida también, llamada One Palm Point.
Cuando llegamos, del bote se veía perfecto pero no tan grande. Inmediatamente nos metimos. Ya dentro del agua cambió un poco el panorama… Entraban unas perfectas de 1.80M máximo. Que recorrían gran parte de la bahía con diferentes secciones. Pero con el gran problema que el reef filudo y virgen estaba a solo 60cm. Recuerdo haber estado sentado en la tabla esperando la serie, y en muchas ocasiones mis pies golpeaban el reef. Así de cerca estaba!! Un paso en falso y se acaba el viaje. Le faltaban más olas, para así poder correrlo con más agua y lejos del reef. La verdad que más que vacilón, fue un stress jajaja.
Pero igual fue toda una experiencia correr esa legendaria ola. Al día siguiente lo volvimos a correr, pero un poco más chico aún. Y más pendejo todavía.
En una de esas noches nos agarró una tormenta que la verdad pensaba que el velero se hundía! Todos ajustamos esa noche. Tengamos en cuenta que nuestro panorama no era el más bonito. Estábamos a horas de la civilización, en una isla que no había absolutamente nada ni nadie. Tan selváticamente virgen, que parecía que hubiésemos retrocedido el tiempo hasta la prehistoria.
Pasaron unos días y no veíamos señales de Apocalypsis. Que, como sabemos, era el gran objetivo del viaje. Mientras tanto pasábamos el día corriendo Napalms, alucinando la salvaje isla y buceando en los vírgenes arrecifes.
Recuerdo un día haber estado buceando y ver una langosta metida en un hueco. Al bajar y querer cazarla, salió una Morena con la intención de morderme con sus grandes y afilados dientes. Retrocedí y retrocedí, pero la Morena ya estaba fuera de su hueco, persiguiéndome casi encima mío!!
Tenía una sola oportunidad y no me quedó de otra que disparar el arpón. Gracias a dios le dio en la cabeza, pero seguía viva. Empecé a subir y todavía quería morderme. Con mucho cuidado la saqué y la trepe al bote. El cocinero dijo que se podía comer, pero lo dudamos.
Después de un par de horas y pensando que la Morena estaba muerta, puse el pie al costado, y de pronto revivió y me metió una mordida. Tal fue su fuerza que rompió la botita y me mordió el dedo. Al final parece que me cayó el Karma por haberla matado. Dos días después, de la nada me da una fiebre de 40 que casi casi me malogra la segunda parte del viaje!. Creó fue una infección en consecuencia de la mordida.
Ya teníamos como una semana en el Just Dreaming, esperando el tan ansiado swell. Hasta que por fin llegó!!! Nos fuimos directamente a la zona norte de la isla, en busca de la ola Apocalíptica. Llegamos y las condiciones impresionantes. Totalmente glass y limpio!
Nos quedamos viendo por 15 o 20 minutos y no entraba nada. Hasta que de pronto y por obra de magia, de la nada entró un derechon que nos dejó a todos como idiotas. La masa de agua tocaba el reef y se tiraba totalmente seco y grueso. La verdad que hasta ese momento nunca había visto una ola de ese calibre, en medio de la jungla salvaje y con esas condiciones más que perfectas.
Luego de quedarnos boquiabiertos, lógicamente empezamos a gritar como enfermos. Fue un momento de éxtasis total. Estábamos en un velero, en medio de la nada, viendo esta majestuosa ola, que muy pocos en el mundo habían tenido oportunidad de correrla. Recuerdo me puse nervioso y empecé alocadamente a buscar las tablas. No sabía con cuál correr!! La 6,6 o la 6,8…o mejor la 6,4!! No sabía!! Necesitaba ayuda jajaja
Me aseguré y escoji la Klimax 6,8 round pin. Luego, tenía que encerar la tabla. Puta, fue la encera más horrible y larga de mi vida. Lo único que quería era estar en el agua yaaaaaa!!!
Ya encerada la tabla, faltaba escoger la pita. No sabía cuál!! O la 6 pies o la 8 pies…una vez más necesitaba ayuda jajaja. Mientras tanto, Rodolfo, Pedrito y Ulrico se tomaban las cosas con más calma. Yo no aguante más y me tire en el acto, en busca del Apocalypsis!
Llegué al line up y empecé a ver cómo era la cancha. El reef, la profundidad, la orilla, etc.… quería tener claro en donde estaba corriendo. Me di cuenta que había mucha agua y no habría mayores problemas con el reef.
Solo al final de la ola se ponía un poco peligroso. Dejé pasar la primera serie para seguir observando la cancha. Es una masa de ola, que cuando golpea con la poca profundad del reff, se tira tipo slab en un tubo cuadrado, totalmente seco y grueso. Casi al final se tira una manga bien seca que muchas veces no dejaba salir del tubo.
Luego, llegó la segunda serie. Y me fui en la segunda ola, con la 6,8 round pin. Recuerdo que baje y coloque la tabla perfecto en el ferrocarril. Avancé y seguí avanzando en un tubo grande, amplió, perfecto, de unos colores azules mar profundo. Colores creó nunca antes había visto en mi vida.
Lógicamente me quedé pegado viendo tan salvaje belleza, sin hacer mucho, solo seguir avanzando en una sola línea sin movimiento alguno. Al final, por relajado y demasiado observador, se me terminó cerrando la ola partiendo inmediatamente mi tabla. Me quedé pegado púes. Era una sensación nueva jajaja!!
Luego tuve que bajar a la isla a recoger el pedazo de tabla. Nos habían contado que había una diversidad de animales salvajes, que solo en esa isla se podían ver. Me quedé parado mirando la inmensidad de la agreste jungla. Por un momento, me olvidé de las olas que tenía al frente. Y me enfoque en esta maravillosa jungla. Con los árboles gigantes de miles de años, toda la variedad de sonidos de aves, monos y que se yo más….
Luego, regresé a lo mío y fui en busca de la 6,6. Después de correr unas cuantas olas, le agarramos el truco y la ganada continuó por todo el día. Si mal no recuerdo, ese día se partieron varias tablas. Al día siguiente había bajado, pero seguía buenazo.
Nunca nos habíamos ganado de esta manera en una derecha. Y creo, nunca más correré una derecha así. No solamente fueron las olas de Panaitan Island, sino también, y jamás menos importante, toda la majestuosidad y salvajura de su jungla y arrecifes multicolores.
Fue una experiencia que provoca repetirla, pero fue un viaje largo, que a veces ya no incentiva hacerlo. Quien sabe, nada está dicho!!
Luego de 2 semanas en la isla, regresamos a tierra para ir en búsqueda de esas olas perfectas, en unas islas llamadas Mentawais.
Pero esta, es ya otra historia….
Algo que sí quiero recalcar, es que no llevamos camarógrafos. La verdad, todos queríamos correr y nadie se quería quedar tomando fotos. Era el 2000, y no nos preocupábamos por las fotos. En ese entonces, casi todo quedaba grabado para ti y tus amigos.
De hecho, hoy me arrepiento al imaginarme esa primera sesión en Apocalypsis con un fotógrafo. La historia sería diferente. Ojalá puedan imaginar esas olas y ese lugar.
Solo algunas imágenes pudieron llegar a la revista Tablista, que fue la primera revista especializada en surfing en el Perú. Gracias al apoyo de Javier Fernández Urbina, el surfing fue mejorando notablemente a partir de finales de los 80’s hasta los 2000’s. Javier, una leyenda del surfing peruano, hizo una gran labor para el crecimiento y reconociendo de las olas peruanas y los surfer de calidad mundial que tenemos.
Hoy en día me parece existe un pequeño Camp. Y lógicamente más gente la viene corriendo, pero se mantiene tan virgen como siempre.
Busquen en Google “Surf en Panaitan” y les saldrá mucha información.
Espero les haya gustado la historia. Escrita con mucha pasión y nostalgia. La vida pasa rápido, muy rápido. Aprovechen y vivan el hoy! Y viajen, viajen mucho porque ese recuerdo es lo único que te vas a llevar a la próxima vida.
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