VÍA SURFING – CAP 39: El día que quiero borrar de mi mente o el que más quiero recordar – Barra de la Cruz

Por Pamela Álvarez Calderón B.

Hasta el día de hoy, y eso que ya han pasado casi 3 meses, me siguen retumbando estas preguntas en la cabeza:

¿Valió la pena?     /      ¿Fue mi peor día o uno de los mejores?     /    ¿Fue justo o injusto?

Esta columna creo que va a ser como una catarsis o una terapia personal para mí, porque hasta ahorita tengo demasiados sentimientos encontrados con todo lo que pasó ese día, el segundo del evento del Championship Tour en Barra de la Cruz, ese día que venía siendo perfecto y que terminó todo mal. Ese día, miércoles 11 de agosto del 2021, que para bien o para mal ha quedado marcado en mi vida para siempre.

<<< R E W I N D <<<

El primer día del evento había sido A LU CI NAN TE !!! Había logrado la tan ansiada acreditación para poder entrar a este evento que era totalmente cerrado para el público por temas de la pandemia y había pasado un día muy feliz viendo a los Pro Surfers corriendo y, encima, desde una zona Vip increíble en la arena de esa linda playa que se llama Barra de la Cruz.

Este era el segundo día del campeonato y parecía que iba a ser incluso más perfecto que el anterior. Había visto uno de los sunrises más increíbles de mi vida cuando recién me desperté, antes de salir del depa donde nos estábamos quedando, y con un solaso espectacular llegamos a Barra de la Cruz. Era temprano e, igual que el día anterior, había poca gente en las zonas Vip de Corona, así que chapamos nuestra salita para que sea nuestro centro de operaciones y al poco tiempo empezó el Elimination Round.

Uno de los sunrises más lindos que he visto en mi vida. Foto: Vía Surfing

Desde que llegué, ya canchera con mi pulsera puesta que me permitía el ingreso y ya conociendo cómo era la mecánica de este evento, empecé a notar cosas que el día anterior, entre la adrenalina del primer día y la rapidez con la que todo pasó, no había visto. Y lo primero fue que el ingreso de la tan famosa “burbuja” donde estaban los atletas y personal de la WSL tenía la misma entrada que nuestra zona. Lo único que nos separaba del ingreso de la “burbuja” eran dos sogas, sí, dos sogas colocadas a una altura de 70cm aprox. O sea, no era nada. Ojo que era solo el ingreso, porque luego ellos pasaban a la zona de la derecha que era, digamos, mucho más cerrada y evidentemente solo para ellos. Pero el ingreso era casi el mismo. Uno al lado del otro, con un par de sogas que lo separaban.

Este tema de la “burbuja” me lo habían explicado ya varias veces. Le llamaban “burbuja” a la zona separada y exclusiva solo para surfers y personal autorizado de la WSL. Los gringos estaban palteadazos por la pandemia, en ese momento esa zona de México estaba con bandera roja por el incremento de casos de Covid-19 que se habían presentado y la organización del evento había tomado todas las medidas de seguridad posibles. Los surfers estaban en un hotel 100% reservado para ellos, se les había hecho pruebas a todos los surfers y sus acompañantes antes de ingresar al hotel. No tenían permitido salir del hotel ni relacionarse con otras personas fuera de la “burbuja”. Tenían movilidades especiales, contratadas por la organización, que los llevaban del hotel a la playa en el momento que ellos quisieran. En fin, todas las medidas de cuidado posibles para mantener a salvo a los participantes. Y eso me parecía genial! Seguridad ante todo en tiempos de pandemia.

Entonces, a todos nos quedaba clarísimo que la “burbuja” era zona prohibida, minada, inalcanzable. Una zona que se podía mirar pero no tocar. La zona vedada. La zona en la que todos querían estar pero a la que solo los surfers podían entrar. Pero también una zona con un ingreso que se podía ver. Es decir, podías estar del lado de tu soga, por decirlo así, y ver entrar a los Pro del lado de su soga. Y eso estaba permitido, digamos que no incumplías ninguna regla. Cada uno de su lado, con una distancia de 3 metros aprox. Habiéndome dado cuenta de este detalle, y que todo esto que les cuento de la entrada se encontraba exactamente atrás de la Zonas Vip de Corona donde yo estaba, lo que pasó es que yo y algunas otras personas veíamos a los Pro entrar con sus tablas de rato en rato. Iban llegando y desde nuestro lado de la soga, los veíamos pasar. Así vi a Ethan, Adriano, Kolohe, Seth y varios más, mientras entraban, cada uno del lado de su soga. Hice algunas historias para mi Instagram y para Surf Place Perú, incluso donde ellos saludaron a mi cámara, todo perfecto, todos felices, todos contentos y todos cumpliendo con las disposiciones de la famosa “burbuja”.

Adriano de Souza. Foto: Vía Surfing

Pero aún no había llegado él. Corría como a las 3.30 de la tarde según mis cálculos de los heats traslapados que se estaban corriendo ese día. Y no me quería perder su ingreso por la alfombra roja, jajaja eso parecía, una alfombra roja, donde los veías pasar, podías tomarles fotos o grabarlos, incluso hablarles, pero no acercarte. Solo que en vez de ser de color rojo era una alfombra de color natural y sobre la arena. Y saqué mis cálculos. A él lo conozco bien, porque lo he visto competir en varios eventos en vivo y sé que le gusta llegar un ratito antes de competir. El no llega como otros que van desde tempranito y están todo el día en el evento. El no. El llega y entra al agua al toque. A veces hasta he pensado que no va a llegar, que se va a perder su heat, pero él lo tiene todo planeado. Así que, como buena fan que soy y sabiendo que llegaría pegadito a la hora del inicio de su heat, fui desde la arena, donde estaba en ese momento viendo el campeonato, hasta esa zona posterior para ver su entrada triunfal. No me lo quería perder. Era él. Y yo soy su mayor fan. Y cual reloj, llegó a la hora que yo había calculado. No me equivoqué, es que lo conozco bien. Era él. The King, the G.O.A.T. o simplemente Kelly. Entraba con sus tablas bajo el brazo y una toalla en el cuello, como siempre. Lo filmé desde mi lado de la soga, lo saludé, me saludó, todo era perfecto. Hasta que pasó lo que no debió pasar…

Unos chicos locales que estaban trabajando en la producción del evento que estaban por ahí cerca, lo vieron entrar al igual que yo, cruzaron las sogas de separación, rompieron la “burbuja” y le pidieron una foto, a la que él accedió feliz como siempre. Mis ojos vieron la escena. La mayor fan del mundo entero, o sea yo, estaba viendo cómo esos chicos se tomaban fotos con Mi Kelly a tan solo unos pocos metros de mí. O sea, ¿juat??? Ahora que lo escribo y que me vuelvo a acordar de ese momento, me veo a mí misma paradita del otro lado de la soga mirando esa escena, incrédula y pensando: “¿por qué ellos y yo no?”. Bueno y qué creen que hice? Lo que creo que hubiera hecho cualquier otro ser humano, o quizás, cualquier otro fan, que fue pensar: “¿si ellos lo están haciendo, por qué yo no lo puedo hacer?”. Además, confieso, me sentía con mayor derecho a hacerlo porque en serio soy su fan número 1, jajaja. Nadie más en el mundo merecía ese momento, nadie más que yo.

Entonces, me acerqué y pregunté si yo también podía tomarme una foto y Kelly me hizo una seña con su mano, como diciendo: “ven”. Y si el King me dice que vaya, pues no existen sogas ni “burbujas” que su fan nro. 1 no pueda traspasar. Y justo en ese momento pasó lo que no debió pasar. Me acerqué a la soga y levanté primero una pierna y luego la otra y crucé las famosas sogas. Y me saqué la mascarilla, obvio, para que la foto saliera más linda pues. Le di mi celular a uno de los chicos que ya se habían tomado la foto con él primero y me tomaron una foto con Kelly! La mejor de todas las que tengo con él sin duda (sí, tengo varias, ya les dije que soy su fan número 1). Salimos lindos, cuerpo entero, manteniendo la distancia social jajaja y yo en bikini jajajaja. Lindos pues! Luego le agradecí y le deseé suerte en su heat. Y nos miramos. Y sonreímos. Y se fue. Todo esto debe haber pasado en microsegundos, pero para mí se sintieron más largos.

La foto más linda. Kelly y yo. Foto: Vía Surfing

Con la felicidad que un momento feliz como ese, puede llenarte el corazón, me disponía a regresar hacia mi lado de las sogas. Nadie podía quitarme la sonrisa de la cara, nadie (al menos eso pensaba hasta ese momento). Feliz, feliz y más feliz estoy cruzando las sogas, cuando en eso… ayyyyy, creo que ya no quiero contar lo que pasó… ¿Vale arrepentirse? ¿Vale ya no querer contar lo que sigue? Creo que por hoy quiero dejar la historia así, como debió haber sido. Con final feliz como deberían ser todas las historias de la vida. ¿Quién inventó los finales tristes?

Sé que el próximo jueves no me quedará otra que contarles la parte fea de esta historia porque es lo que viene, todo lo malo que pasó después. Pero por hoy, lo dejo así, con final feliz, con la foto más linda de las que tengo que con él y el recuerdo más bonito.

Nos vemos el próximo jueves, chau!

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